Hace catorce años cobró vida el diseño del Palacio de Congresos de Valencia bajo la firma del arquitecto Norman Foster. Además de convertirse en edificio emblemático de gran valor arquitectónico, la aparición de este edificio ha marcado un punto de inflexión en el desarrollo económico y urbanístico de la ciudad, tanto como imprescindible motor de transformación de la zona donde se ubicó, como foco de atracción del turismo de reuniones a Valencia.
Las cifras hablan por sí solas, Valencia se encuentra según los últimos datos de ICCA (International Congress and Convention Association) en el octavo puesto del ranking europeo sin contar capitales de nación. La contribución del Palacio a este posicionamiento es indiscutible, el recinto ha acogido cerca de 2.200 eventos desde su inauguración y a más de 1,5 millones de asistentes, generando un impacto económico en la ciudad de más de 750 millones de €.
Estos datos son el resultado de una estrategia basada en la excelencia en la gestión y en la satisfacción del cliente, características que lo han hecho merecedor, entre otros, del premio a Mejor Palacio de Congresos del Mundo otorgado por la prestigiosa AIPC (Asociación Internacional de Palacios de Congresos) en 2010.
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